Mucho se ha hablado últimamente sobre la necesidad de reducir (mitigar) las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes, en buena medida, del cambio climático que estamos viviendo y que, de acuerdo a la mayoría de las investigaciones, se acentuará en los años venideros.
Sin embargo, dichas reducciones son difíciles de consensuar debido a las implicaciones económicas que conllevan. Por ello, han surgido recientemente un buen número de iniciativas cuya pretensión es proponer medidas de adaptación frente a los efectos del cambio climático. Estas medidas constituyen una forma de minimizar dichos efectos; intentan, por lo tanto, que las sociedades estén preparadas ante las consecuencias del calentamiento global.
A pesar de su efecto benéfico, las medidas de adaptación no son una solución duradera al cambio climático. Es necesario poner más énfasis en la adopción de medidas de mitigación, sobre todo a nivel local porque, a largo plazo, es la única forma de no seguir agravando una situación que ya alarma a la mayoría de la población.
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